miedo a la pregunta clara
al rostro de frente
estado de movilidad aceptable
ventana que se mira en tonos caucásicos y marrones
trabaja como las horas descompuestas suizas
los libros que barajeas por las noches
sin encontrar el inicio adecuado para arullar los ojos secos
fracasos y caídas intentan romper la catenaria
escurre la espalda
rodillas sienten despellejarse como duraznos hervidos
carretillas del vaivén ruedan el transito
tropel atascando el cuello de botella
golondrinas trazando ruta para recordar el camino de vuelta al final
carrera del tiempo desteñido,
arrugado por las penas del corazón,
juego
decisiones y bullicio durante cientos de noches
mente indefensa a los subterfugios, abuso inverosímil
busto que no troncha vacio
parecido a las piernas de Mahoma
descansando
harto de huir al silencio de la montaña,
posdata y argumentos
de nada sirven si el carruaje real
no funciona en el triangulo concéntrico del cero
infructuoso recuperar las dudas,
olvido avanza adentrándose a la matriz
libre de aleteos desgranulados
la conformidad, la espera de que la tercera fase
nos reacomode
encontrando lugar plano para la ceguera,
visiones,
empeño que anhela desmantelar al ser de su poca razón, esa que nunca profesó el lado claro del sentido común; se vende vitalidad en partes, el telón devela al mundo falso, este que se ha construido a base de muros de silicio, plasma-nuestros nuevos ojos, gracia para aquellos débiles de mente, impotentes, de los sin vida, Roma se repite en el regocijo de quienes reciben con sonrisas descaradas el pan, los anuncios, el marketing, la felicidad ensalzada, sin culpa se atarragan de lo que es ausencia aquí fuera, de sus dolencias, de esclavitud reconocida por un fútil ser humano