Sí, estabas ahí, ayer tomé tu brazo mientras meditabas en colores y líneas que dan forma a la luz; ayer te vi, percibí y sentí, tan breve el momento y tan extensa la sonrisa, no miraste estos ojos pues el espacio no lo permitió; tampoco supe como era el perla de tus dientes pues como flor friolenta te encogías hacia ti antes de que sorprendiera la concentración entre tanto bullicio; lo que hice algunos meses me llevó a ti; fue tal vez que la paciencia alcanza para tocarlo todo; nada de ello, los límites no existen; no hay tal cosa; casi a punto de que el día muriese estabas ahí tan cerca y tan lejana, distraída entre tantos enseres, quería identificar como mirarías, como musitarías una oración para percatarme si es momento de entrar y dejar de cavilar, no lo supe entre tanta gente, oscuridad, hilos clavándose en mi oído, no esta vez; dejé mi sonrisa aunque de ella no te prendas y desees saber; te dejo mi aroma que sabe dios donde lo olvidé; dejo pues la vuelta de mis palabras y la hoja invisible para que hagas con ella lo que tú quieras, escribe sueños y guárdalos, atesora cada instante que no estaré, continua empujando y habla a tu interior sin previo aviso de la descarga racional; bien, bien ¿a dónde sin fantasía? vayamos pues a soñar, sí, a ilusionarnos a beber de esta esencia en órbita concéntrica, vamos anda, no lo pienses mas toma mi mano.