miércoles, 7 de octubre de 2009

Preciosas palabras

No nos conocemos a nosotros mismos, nosotros los conocedores. Pero esto tiene su razón de ser. Si nunca nos hemos buscado, ¿cómo íbamos a poder encontrarnos algún día?....y en realidad es una sola cosa la que íntimamente nos preocupa: "traer algo a casa". En lo que se refiere al resto de la vida, a lo que se ha dado en llamar "vivencias", ¿quién de nosotros tiene siquiera la seriedad suficiente para ello?, ¿o el tiempo suficiente? En estas cosas mucho me temo, nunca hemos puesto realmente "los cinco sentidos"; no tenemos el corazón en ellas, ¡ni siquiera les prestamos oído! Más bien, al igual que alguien que estaba divinamente distraído y totalmente ensimismado vuelve de un golpe a la realidad cuando truenan en sus oídos con todas sus fuerzas las doce campanadas del mediodía, y se pregunta "¿qué estruendo es ese?", así también nosotros nos frotamos las orejas después y preguntamos, atónitos y conmocionados, "¿qué acabamos de experimentar realmente?, más aún: ¿quienes somos realmente?", y contamos....cada una de las doce trémulas campanadas de nuestra vivencia, ....de nuestro ser,... perdemos la cuenta.. Permanecemos necesariamente ajenos a nosotros mismos, no nos comprendemos, tenemos que confundirnos, para nosotros reza la frase eternamente: "De nadie estamos más alejados que de nosotros mismos"....

Nietszche